¡AHORA ES EL MOMENTO!

¿Qué le está diciendo el Espíritu a la Iglesia de Jesucristo en este momento? Desde luego hay una llamada primordial a un fervor renovado en la oración. La Iglesia debe regresar continuamente al Cenáculo/Sala Superior, para una y otra vez ser iluminada y arder como una Zarza Ardiente. Para experimentar un Pentecostés no sólo de un momento o un día, sino un Pentecostés permanente, según la intuición de la Beata Elena Guerra quien, a finales del siglo XIX, instó al Papa León XIII a conducir a la Iglesia de vuelta al Cenáculo de Jerusalén. El Papa nos llama en la “Novo Milenio ineunte”: “nuestras comunidades cristianas tienen que llegar a ser auténticas « escuelas de oración “.

Suena la trompeta y la llamada se oye por toda la cristiandad. Es una llamada a todo el pueblo de Dios – un tiempo de despertar del sueño – un tiempo para volver a revestirse del poder del Espíritu Santo – un tiempo para volver a ser de nuevo adoradores apasionados del Señor e instrumentos eficaces de intercesión para la Iglesia y el mundo.

Por donde mires se ven escritos llamando al pueblo de Dios a una intensa adoración e intercesión. Ahora es el momento – se están convocando muchas iniciativas de oración nuevas, surgen las casas de oración, se establecen montañas de oración, se celebran vigilias de oración, cada una respondiendo a esta llamada.

Estamos en un tiempo donde Dios está llamando a su pueblo a regresar de nuevo al Cenáculo, no con nostalgia, no evocando las experiencias primeras de la Renovación, sino con un corazón de siervo. Es un tiempo de ir más allá de lo que tan a menudo es el ámbito normal de nuestra oración – familia, amigos, nuestro grupo o comunidad – para orar con gran fervor por: 1. la renovación de la Iglesia de Jesucristo, 2. la unidad de todos los cristianos y 3. la renovación de la sociedad y de ese modo “una renovación de la faz de la tierra” (nueva evangelisación y converción de les pecadores). Estos eran los temas principales de la llamada a la oración de la Beata Elena Guerra al proclamar, “La primera fuente de una acción renovada es la oración, que nos une al Espíritu de Cristo, el que renueva la faz de la tierra”. Estos son también los temas de hoy.

¿Quién está llamado?, podrías preguntar. ¿Te sorprendería si te dijera que esta llamada a la adoración e intercesión es tanto un derecho como un deber para todos nosotros? Ésta es una verdad importante que todos necesitamos comprender. Cada uno de nosotros, por el Bautismo, comparte el sacerdocio de Cristo de un modo único. Jesús, como Sacerdote está intercediendo por nosotros constantemente. Lo que es importante entender es que toda intercesión se une en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.
Uno de los dones poderosos del Espíritu Santo para la oración es el don de lenguas. Utilizar el don de lenguas en intercesión es simplemente: a. presentar la intención por intercesión al Padre en el nombre de Jesús; b. orar en lenguas, normalmente hablando no cantando; c. dar gracias al Señor en la fe de que la oración perfecta al Padre, por la intención mencionada, fue llevada ante el trono de Dios por medio de este don del Espíritu Santo.

Ahora es el momento para la Renovación de responder enérgicamente a la llamada a la oración, y de dar testimonio poderoso de su rica experiencia en la oración en el poder del Espíritu Santo. Este tesoro importante, esta vitalidad, debería ponerse en movimiento de diversas maneras y con la mayor intensidad en este gran momento, movilizando a los adoradores e intercesores por la Iglesia y el mundo.

( Notiziero ICCRS, Mayo/Junio 2002; http://iccrs.org)

Kim Catherine-Marie Kollins
( © 2002)

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