Iniciativa de la Zara Ardiente - Caracteristicas
La Iniciativa de la Zarza Ardiente es el redescubrimiento de lo que el Espíritu Santo que depositó en el corazón de la Iglesia a través del Papa León XXIII, con el impulaso de la Beata Elena Guerra. Es una llamada a una vida renovada en la oración bajo el poder del Espíritu Santo, entrando la gracia de Pentecostés. Es una invitación al redescubrimiento de los dones del Espíritu, cuya fuente original es Pentecostés.
El propósito de la Iniciativa de la Zarza Ardiente es amar y dar a conocer al Espíritu Santo, Señor y Dador de vida, permitiendo que el fuego del Espíritu Santo transforme nuestros corazones en Zarzas Ardientes. La Iniciativa de la Zarza Ardiente es una respuesta a la carta apostólica del Papa Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte: “Permitidle al Sucesor de Pedro que, en el comienzo de este milenio, invite a toda la Iglesia a este acto de fe, que se expresa en un renovado compromiso de oración.”
Las características básicas de la Iniciativa de la Zarza Ardiente son las que siguen:
La vuelta al Cenáculo
Es una invitación a todos los creyentes para que regresen de nuevo al Cenáculo, unidos en la contemplación del Misterio Eucarístico. La Iglesia debe continuamente volver al Cenáculo / Estancia Superior, para ser iluminada una vez tras otra, y arder como una Zarza Ardiente. Esto, para no experiemntar únicamente un Pentecostés en un momento dado del día, sino para sentir un Pentecostés permanente, de acuerdo con la intuición de la Beata Elena Guerra quien, a finales del siglo XIX, alienta al Papa León XIII a reconducir la Iglesia al Cenáculo de Jerusalén. Lo que el Espíritu Santo desea arraigar en nosotros es la plenitud de la experiencia del Cenáculo, y no sólo la de Pentecostés, sino también la de la Última Cena, recordándonos siempre que el Cenáculo fue donde originariamente Jesús estableció la Eucaristía y el sacerdocio ministerial. Somos llamados a ser dócicles ante el Espíritu Santo, al aprender del fiat de María, esposa del Espíritu Santo, a esperar en el Cenáculo, unidos en la contemplación del Misterio Eucarístico.
Tal y como proclamó la Beata Elena:
“¡Santo Padre, convoca a los fieles al Cenáculo sin dilación! Imitando a San Pedro que va por delante para preparar la Estancia Superior. ¡Entremos todos al Cenáculo! Volvámonos hacia el Espíritu Santo y el Espíritu Santo volverá a nosotros.”
“[…] llamar a los fieles, multiplicar las oraciones y el Espíritu Santo vendrá… Vendrá y convertirá a los pecadores y santificará a los fieles, y la faz de la tierra será gozosamente renovada. Santo Padre, por el amor de Dios y de las almas de los hombres, un paso más: abrir el Cenáculo universal”.
En adoración
Es una adoración permanente, día y noche (cuando sea posible). Las modalidades son éstas:
· mediante adoración
y cánticos
· mediante oración de las escrituras de adoración (por
ejemplo, Salmo y Revelación, 4- 5)
· ante el Santo Sacramento
“La adoración es la primera actitud del hombre que se reconoce
criatura ante su Creador. Exalta la grandeza del Señor que nos ha hecho
(cf Sal 95, 1-6) y la omnipotencia del Salvador que nos libera del mal…”
En intercesión
Es una intercesión en el poder y los dones del Espíritu Santo, en la que podemos interceder con gran fervor a través del Espíritu, prioridad para la Renovación de la Iglesia, la Unidad de la Cristiandad y la Renovación de la sociedad, y de esa forma “una renovación de la faz de la Tierra”, conciliando la llamada a una nueva evangelización y a la conversión de los pecadores, así como otras intenciones especiales.
Esta intercesión incorpora oraciones de intercesión, petición, acción de gracias y bendición en una oración carismática del Espíritu, simpre conscientes de que:
“El Espíritu Santo que enseña a la Iglesia y le recuerda todo lo que Jesús dijo, la educa también en la vida de oración, suscitando expresiones que se renuevan.”
A quién va dirigida la llamada
La llamada de la vuelta al Cenáculo va más allá de los límites de la Renovación Carismática Católica; es una llamada a toda la Iglesia, a todos los cristianos.
Todos los cristianos deben clamar con una sola voz una “nueva efusión del Espíritu Santo” para cada uno, la Iglesia de Jesucristo, y el mundo de estos tiempos. Deberíamos unirnos todos a los Apóstoles y a María, madre de Jesús, reunidos en el Cenáculo de Jerusalén, esperando a que el Señor nos envíe “el poder de lo alto” para cambiar este mundo.
La Iniciativa de la Zarza Ardiente puede adoptar diversas expresiones
· Oración
de Pentecostés, día y noche, en una adoración permanente,
orando al Espíritu Santo por la intención de la Unidad de los
Cristianos dada por León XIII en su decreto para una Oración perpetua
(desde la Ascensión a Pentecostés). Añadiendo además
a las otras grandes intenciones de la Beata Elena Guerra, que son la Renovación
de la Iglesia (que comienza con la renovación del Corazón) y la
Renovación de la sociedad, “y así a renovación de
la faz de la Tierra” (la nueva evangelización y conversión
de pecadores).
· Triduo de Pentecostés: tres días de oración al
Espíritu Santo, día y noche, antes de Pentecostés, para
aquellos que no son capaces de hacer todo el tiempo de la Novena.
· Vigilia de Pentecostés: oración de vigilia en la víspera de Pentecostés (durante la noche, cuando sea posible).
· Fines de semana, días, vigilias: estos acontecimientos de diversa duración pueden tener lugar en cualquier memento del año, con grupos, parroquias, movimientos, y comunidades, así como otros encuentros para orar por las intenciones de la Iniciativa de la Zarza Ardiente.
· Carpas de oración: oración día y noche durante seminarios y conferencias.
· Casas de oración: centros de adoración incesante, día y noche.
· Escuelas de oración (de diversos modos): días, fines de semana, semanas y meses.
Kim Catherine-Marie
Kollins
( © 2005)